Ramas de un mismo tronco

Ramas de un mismo tronco

Todo esto vino de la guerra, de una guerra lejana. Las guerras son siempre cosas de viejos. Pasan las horas hablando de las batallas, echándose unos a otros la culpa de la sangre derramada. Pero yo no hice la guerra. Ni la guerra ni nada. Entonces rea sólo un niño, que con otros, palmoteaba cuando los pájaros de fuego dejaban caer sus huevos en el desierto. Bajaban silbando como serpientes aladas y trazando una curva como la meada de un chiquillo.